«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». Una de las frases más famosas en el mundo literario. ¿Te suena? Es el comienzo de la novela Cien años de soledad escrita por Gabriel García Márquez (1927-2014) y publicada en 1967. Una novela con casi cincuenta años que se sigue editando y leyendo como si fuese nueva. La pregunta es: ¿Por qué? ¿Qué tiene esta novela que la haga tan especial?
La primera respuesta que se puede dar es que es la gran representante del llamado ‘realismo mágico’. Un concepto que en su nombre es ambiguo pero lo es más en la práctica. Consiste en describir sucesos inexplicables o inventados de manera realista, como sucesos de la vida cotidiana con todo lujo de detalles. Cien años de soledad está llena de ejemplos de este tipo. Describe de igual manera la fundación de un pueblo donde vivirán los personajes, Macondo, como la ascensión de uno de los personajes al cielo como si fuese la Virgen María. En esta novela se encuentran entrelazadas de una forma que solo García Márquez sabe hacer la realidad con la imaginación creando una atmósfera mágica que atrapa al lector desde la primera página.
Se podría decir que esta obra es especial porque es de las pocas novelas en la historia de la literatura que necesite de un árbol genealógico para no perderse entre los parentescos de los personajes. Cien años de soledad narra la historia de la familia Buendía-Iguarán donde los nombres de sus miembros se repiten constantemente mezclándose unos con otros: José Arcadio, Aureliano, José Aureliano, Úrsula, Amaranta, Amaranta Úrsula… y así sucesivamente creando en el lector un efecto de bucle en el que, además de los nombres, se repiten personalidades y fallos durante las siete generaciones de la familia protagonista.
Quizá lo que engancha al lector a esta novela es el afán de saber cómo acabará, qué pasará con los personajes. Los enredos y tramas que forman la historia y marcan a los protagonistas provocan que el lector quiera llegar hasta el final para conocer los más íntimos secretos de la familia Buendía-Iguarán. Fantasía, obsesión, amor, sexualidad, tragedia, muerte, amargura… Todo entrelazado crea expectación en el lector haciendo imposible el llegar a imaginar cómo Gabriel García Márquez puede cerrar esta novela.
Puede ser que el motivo de su éxito sea el concepto de ‘soledad’ que plantea el autor. Se puede estar solo de diversas maneras; sin nadie alrededor, con miles de personas cerca, soledad como algo negativo pero también como algo positivo porque ayuda a imaginar y a crear. Soledad es un concepto que todo el mundo conoce pero que nadie puede describir porque cada ser lo entiende de una manera diferente a la de otro. García Márquez nos ofrece otro tipo de soledad, cien años de soledad de una familia formada por siete generaciones que conviven en el mismo pueblo e incluso en la misma casa… Se podrían decir miles de razones por las que esta novela es considerada hoy en día una de las obras universales por excelencia. Ha marcado generaciones enteras y sigue marcando al que la lee sin importar el paso del tiempo.

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