¡Hola a todos! Esta semana vengo con una novela feminista. A manos de Ángeles Mastretta, escritora mexicana, traigo Arráncame la vida. Actualmente queda mucho trabajo por hacer para conseguir la igualdad, pero si echamos la vista atrás, la mujer ha avanzado mucho en este terreno y es gracias a mujeres como Mastretta que mediante este libro abrió los ojos a muchas de las mujeres mexicanas que sufrían el acoso permanente de una sociedad machista.
La trama comienza al finalizar la Revolución mexicana. Este es un dato importante ya que toda la historia gira en torno a la política y de cómo afectó a la vida de los mexicanos, sobre todo de las mujeres este suceso. La historia trata sobre Catalina Guzmán, una joven que se casa con el general Andrés Ascencio, político del partido conservador. El contexto de esta novela es una cultura machista en la que la mujer es vista como un objeto decorativo del hombre sin voz ni voto. La protagonista debe acompañar a su marido a los eventos que tienen que ver con el partido en los que, siendo totalmente ignorada, maltratada y denigrada, se dará cuenta de que los negocios en los que está sumergido el general no son limpios. Esta vida política se mezcla en la novela con su vida como matrimonio y de Catalina como mujer. Soledad, maternidad, deseo sexual… La protagonista nos enseña su faceta de esposa, madre y amante mostrando las dificultades que tenía la mujer durante aquellos años.
Así, encontramos en la novela dos historias que chocarán irremediablemente: la vida de una Catalina esposa y acompañante de Andrés Ascencio y la vida de una Catalina mujer con sus inquietudes y deseos, harta de la maternidad y de su marido. Todo esto enmarcado en el desarrollo de la institucionalización que siguió a la revolución. Una época nada fácil para quienes la vivieron.
Esta novela, además de regalarnos varias horas entretenidas conociendo a Catalina y siguiendo su vida, nos brinda la oportunidad de saber sobre México y su historia. Es importante tener conciencia de lo que ha sucedido y de lo que sucede en el mundo para poder avanzar y quitarnos, de una vez, la lacra del machismo.
Yo me despido ya, un abrazo y ¡Nos leemos pronto!
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